top of page

Psicólogos explican 4 malas conductas que jamás se le deben tolerar a un niño.

Sin duda la crianza de un hijo no es tarea fácil, y poner límites a sus malas conductas resulta clave para su educación y también para su futuro como adultos independientes.

Antonio Labanda, psicólogo infantil, explicó que todos los comportamientos inapropiados de los niños tienen una intención, un mensaje y, por supuesto, una explicación psicológica.

Por la misma razón, el profesional indicó que es fundamental interpretar estas conductas. “Debemos explicar al niño por qué no nos parece bien esa acción y reflexionar con él por qué está mal”, añadió.

nino tolerar.jpg

En este contexto, Labanda junto a Abel Domínguez, también psicólogo infantil, detallaron cuatro conductas que jamás se le deben aceptar a un niño:

1. Conductas violentas

“Es importante diferenciar lo habitual de lo normal. Por ejemplo, que los niños a ciertas edades se peguen puede ser habitual, pero no es lo normal. Habrá que corregir esa conducta y mejorar en resolución de conflictos”, comentó Labanda.

Para evitar estos comportamientos Domínguez aconsejó reforzar el autoestima de los menores de edad. “La manera en que te valoras es fundamental para respetar a los demás. Las frustraciones pueden hacer que tu autoestima se vea mermada y el comportamiento hacia los demás sea inadecuado”, apuntó.

2. Humillar o reírse de los demás

El bullying también es una conducta violenta y puede traer graves consecuencias en la vida de los niños. De acuerdo a Domínguez, esta debe ser corregida de inmediato por los padres.

“Reírse de los demás por ser diferentes, por tener algún tipo de dificultad o porque sufran caídas o golpes, es algo dañino que van a entender perfectamente cuando sufran algún tipo de burla. Esto conlleva un sufrimiento para la persona que recibe ese daño”, detalló.

Para Labanda el bullying está muy interiorizado culturalmente, pues si los niños han visto a sus padres, hermanos o amigos burlarse de alguien, evidentemente copiarán este comportamiento.

Ruth Alfonso, educadora infantil especializada en Disciplina Positiva, explicó que “como adultos estamos siempre pendientes de lo que decimos o cómo lo decimos. Pero en ocasiones nos olvidamos de lo que hacemos y, sobre todo, olvidamos que la palabra convence, pero el ejemplo arrastra”. 

En este sentido, Alfonso afirmó que “los niños siguen nuestros pasos” y, por lo mismo, es muy importante entregar buenos ejemplos e inculcar valores como el respeto a sí mismo y a los demás, la amabilidad y la honestidad.

3. descontrol y desenfreno al jugar

Sí, los niños tienen mucha energía, pero hay que tener cuidado y saber controlarla, pues puede acabar en peleas e incluso daños físicos.

Domínguez señaló que a veces, por mucho que los padres le insistan a sus hijos que no pueden hacer algo, hasta que ellos reciban una consecuencia no se dan cuenta que los progenitores tienen la razón.

“Se habitúan a tener a ese consejero de fondo a quién no le hacen caso porque no entienden cómo les puede afectar la situación. Los padres deben, por un lado, frenar conductas demasiado apasionadas, y, por otro, mostrar alternativas”, reveló el psicólogo.

Una de estas alternativas puede ser, por ejemplo, la práctica de uno de sus deportes favoritos. “Se ha demostrado que el deporte contribuye a mejorar los valores de tolerancia, respeto y empatía, ya que su desarrollo se basa en el esfuerzo, el compromiso de pertenencia al grupo, la perseverancia, la disciplina y el respeto hacia el otro equipo. Es el saber ganar y el saber perder”, explicó Labanda.

4. interrumpir a figuras de autoridad

Es parte de su impulsividad y poco control de sus emociones. En este punto, el psicólogo aconsejó corregir estas interrupciones invitándolos a esperar.

“Poco a poco van a tolerar mayor capacidad de demora en el refuerzo, que en este caso es la atención de un adulto”, señaló Domínguez.

Labanda, en tanto, recomendó abordar esta conducta desde la tolerancia, el respeto y la empatía, agregando que “en este tema padres y maestros son modelos de aprendizaje”.

“Su objetivo debe enfocarse a mejorar una conciencia emocional que ayudará a los niños a controlar sus sentimientos y mejorar sus relaciones con los demás en el presente y en el futuro”, ahondó.

Finalmente, Ruth Alfonso aconsejó que los padres no reaccionen ante momentos de conflictos con enojo y también aplicar el autocontrol, recordando la existencia de las “neuronas espejo”, mediante las cuales “nos contagiamos del estado emocional del otro”.

“Cuando estamos alterados es muy difícil que un niño permanezca tranquilo. Nuestra calma es fundamental para acabar con el tsunami emocional en el que se han sumergido, de ahí surge la necesidad de trabajar con nosotros mismos para poder transmitir a nuestros hijos la habilidad de la autorregulación. Una habilidad indispensable en la vida“, aseveró.

Fuente: Biobio Chile 
            La Vanguardia

            El País

bottom of page